Por Joel Lenner Castañeda Dueñas
Dos novelas emblemáticas de la literatura contemporánea son Huasipungo de Jorge Icaza y La casa de los espíritus de Isabel Allende. Las leí hace poco y planteo en estos fragmentos mi percepción sobre ellas.
LO HUMANO
Las novelas Huasipungo de Jorge Icaza y La casa de los espíritus de Isabel allende, a diferencia de la épica, cuyos personajes suelen tener poderes sobrehumanos o suelen representar la divinidad y la magia, poseen antihéroes como personajes. El tuerto Rodríguez, por ejemplo, ignorando las súplicas de los indios, castiga a estos inhumana e injustificadamente, ya que han caído víctimas de la enfermedad a consecuencia del hambre y el trabajo forzado en el carretero; se observa así al tuerto Rodríguez, responsable de dicha labor, como un personaje envidioso, convenenciero, que busca su propio interés procurando quedar bien ante su amo, por lo que recurre al maltrato de los indios y sus semejantes; para ello, el narrador recurre a las descripciones, a través de la cual retrata detalladamente los castigos e improperios del que son víctimas los indios. En cuanto a La casa de los espíritus, Esteban Trueba, muestra su lado débil al nacer Aura y a lo largo de su relación con la misma; es la persona, en toda su familia con la que se lleva bien y con la que ha empatizado. En este caso, muy a pesar de su actitud déspota y personalidad fría y férrea, Esteban Trueba termina cediendo ante su realidad, el calor de su familia y la sensibilidad humana, el narrador protagonista es determinante para ello, la perspectiva que asume Esteban Trueba al narrar la historia nos permite develar su transformación. Ambas novelas difieren de la épica al presentar personajes antihéroes, con características netamente humanas y que se reflejan en su proceder y sus acciones.
EL CONFLICTO INTERIOR
Las novelas La casa de los espíritus de Isabel Allende y Huasipungo de Jorge Icaza presentan un conflicto interior de tipo ideológico: Esteban Trueba y Pedro Tercero de la primera y Alfonso Pereira y Andrés Chiliquinga de la segunda, encarnan la oposición entre el ideal de la clase alta y de los del pueblo. Esteban Trueba es el prototipo del ideal conservador de las clases gubernamentales de países latinoamericanos; a lo largo de su vida personal, social y política estos ideales encauzarán sus acciones, tal es el caso de la dirección déspota y autoritaria de la hacienda Las tres Marías o su aberración por los ideales socialistas, encarnado en Pedro Tercero; y es precisamente este último la contraparte de Trueba, aquello contra lo que lucha a lo largo de su vida: encarna los ideales que defienden el interés, la justicia y la libertad del pueblo. Este conflicto entre ambos personajes será descrito minuciosamente a lo largo de la obra, en unos será Trueba el vencedor y en otros, Pedro Tercero. Alfonso Pereira y Andrés Chiliquinga encarnan también estos ideales en Huasipungo, el primero defendiendo las causas del capitalismo representado en Mr Chapy y el segundo, las causas e ideales del pueblo. Este conflicto, primero, asimilado por Chiliquinga de manera pasiva, irá de menos a más, ya que la tensión que cada acción prevé será condicionante para que, finalmente, Andrés se ponga a la cabeza de una rebelión que no es más el reflejo del ápice de esta oposición y su actuar. En La casa de los espíritus la oposición entre ambos ideales se manifiesta en una lucha encarnada entre ambos personajes; en tanto, en Huasipungo, es resultado de un proceso de aprendizaje y ensañamiento contra el más débil. Estos personajes así, no solo reflejan la oposición del conflicto entre los ideales de los de la clase alta y de los del pueblo, sino que también, cada uno de ellos, la encarnan; tal como hoy, la encarnan otros personajes de la literatura contemporánea.
TRASCENDENCIA ÉTICA
Los acontecimientos narrados en las obras La casa de los espíritus y Huasipungo de Isabel Allende y Jorge Icaza respectivamente, develan principios éticos de un contexto y una realidad que es vertebral a todo tiempo y espacio. En Huasipungo, por ejemplo, se puede observar la preponderancia de los principios éticos capitalistas por sobre los del pueblo -ideología propia de la primera mitad del siglo XX-, en donde el indígena es visto, bajo los ojos de los intereses y principios de aquellos dueños de grandes capitales: El hombre (los indios) no son el fin como lo exigiera Kant hace ya varios siglos atrás, en su Crítica de la razón pura, sino los medios para fines más particulares y egoístas. La visión entonces de terratenientes como Alfonso Pereira, símbolo del poder y del autoritarismo, dirigen sus intenciones hacia objetivos mayores al promover la construcción del carretero a costa de la integridad de los indios y en beneficio de Mr Chapy, símbolo del sistema capitalista; los principios éticos así se entienden bajo el enfoque que estos han ido determinando y definiendo a través de la manipulación del contexto y la ideología: Alfonso, a los ojos de los de su clase, es visto entonces como un personaje solidario que, en su desprendimiento, procura el bienestar del indígena, promueve la modernidad del país y la conexión de los pueblos olvidados. Esta realidad se muestra también en La casa de los espíritus; en esta ocasión, es Trueba quien hace gala de dichos principios, su proceder no se encuentra determinado por aquello que buscan el bienestar del hombre como tal, sino en el bienestar que él y su benevolencia pueden ofrecer; entiende el mundo bajo su perspectiva y procura actuar en pro de ello; no obstante, a diferencia de en Huasipungo, en La casa de los espíritus, puede también encontrarse ya posturas y comportamientos no acordes a los principios que el capitalismo conservador propugna, tal es el caso de las posturas feministas de Clara, el socialismo de Jaime y Aura, la libertad de Nicolás y Marcos; actitudes estas que cuestionan ya los principios del ultra conservador Esteban Trueba. Hoy, estos principios aún poseen vigencia, ya que siguen siendo una determinada clase quien las define y determina, pero también, es vigente los ideales que las cuestionan y propugnan por una nueva que responda más a intereses propios del tiempo y espacio en el que ahora viven.
PERSONAJES EN FORMACIÓN
Las experiencias vividas por Andrés Chiliquinga en la novela Huasipungo de Jorge Icaza y Esteban Trueba en la novela La casa de los espíritus de Isabel Allende influyeron hondamente en la percepción que ambos personajes tienen del mundo. Andrés Chiliquinga es, en un inicio, un indio pasivo, atento a las órdenes de Alfonso Pereira, dueño de la hacienda Cuchitambo; la comprensión del mundo que posee radica, en relación al contexto que siempre ha vivido los de su clase, bajo el amparo y la opresión de los más fuertes; así, nos devela su proceder cuando, junto a otros indios recibe a su amo, al inicio de la obra: lo carga en hombros y se adentra entre el lodazal para su cuidado y bienestar; así también se muestra, cuando no opone ninguna queja al ser enviado a trabajar en la construcción de la carretera, y así se le ve, tras la muerte de Cunshi, en su solicitud de caridad al cura del pueblo; no obstante, al final de la historia, la injusticia, la impotencia y la ira lo llevan a un estado de inconformidad que termina con el eco de libertad que grita a grandes voces a sus compañeros: Ñucanquic Huasipungo. Del mismo modo, en La casa de los espíritus, a lo largo de la historia, Esteban Trueba es un amo déspota y autoritario, de pensamiento conservador y quien entiende al mundo en relación a sus necesidades e intereses; así, considera a los indios seres irracionales incapaces de guiar y dirigir sus vidas, se considera un benefactor para ellos. Ya pasado los noventa años, la experiencia remueve el cimiento de su idiosincrasia, ha visto morir a su esposa Clara, mujer soñadora que siempre dirigió sus intereses en favor de los necesitados, ha visto a su hijo Jaime morir a manos de quien él consideraba los hombres que salvarían al país, ha visto a Blanca, su nieta enrumbar su vida al lado del hombre que él más odió, Pedro tercero y ha visto, finalmente a Alba, humillada y vejada en nombre de la libertad y el país que él defendió; estas acciones transforman su visión del mundo y termina sus días ayudando y defendiendo ideales que jamás compartió.
En ambos personajes las circunstancias influyen en la construcción de la percepción del mundo que poseen; en el primero la ideología determinista termina siendo derruido por la prepotencia, la barbarie y el autoritarismo que devela el antagonista, mostrándole a Andrés la verdadera realidad en la que esta sumido y aquella otra que le espera o debe alcanzar; en el segundo caso, si bien la percepción del mundo que posee el personaje permanece, este es cuestionado y puesto en duda, debido no sólo a la realidad que circunda alrededor de la historia, sino también alrededor de su historia personal. La experiencia es pues, quien permite la construcción y modificación de la comprensión del mundo, o del orden que existe en él y que se encuentra plasmado a lo largo de la trama, tanto en Huasipungo como en La casa de los espíritus.
INTENCIÓN COMUNICATIVA
No hay texto que no se encuentre situado o que posea poder, dice Cassany, en su libro Tras las líneas; refiere esto al entender al texto como resultado de una determinada intención comunicativa y como producto de la materialización de las ideologías que perviven en quien escribe. Esta intencionalidad puede verse en las obras estudiadas; Huasipungo y La casa de los espíritus. En ambas la intención es visible, se busca la concientización de parte del lector, ya que ambos retratan acontecimientos históricos propios de los pueblos latinoamericanos del siglo XX. En el primero el conflicto entre los terratenientes e indígenas de la primera mitad del siglo XX se hace latente y en el segundo el proceso de transformación que viviera Chile entre la década del 20 y el 80. El abordaje de temas históricos es una evidencia clara de esta intención, a través de recursos propios como la descripción y la enumeración en Huasipungo y el racconto y el realismo mágico en La casa de los espíritus el narrador de cada uno de estos opta por una perspectiva que busca comprometer al lector o bien con la causa indigenista o bien con la causa socialista: el sufrimiento, la muerte de Cunshi y la posterior expropiación de sus tierras, mueve a los indios de Cuchitambo a ofrendar sus vidas por una causa que consideran justa, causa que no sólo se refleja en la literatura, sino que ha sido una constante en el proceso evolutivo de la historia; en tanto, en La casa de los espíritus, el retrato de un país, que encarna, el de la autora, Chile, busca empatizar con los sucesos acaecidos a causa del asesinato de su tío, el presidente Salvador Allende, quien fuera muerto víctima de la injerencia norteamericano en contra del crecimiento del socialismo y el comunismo en Latinoamérica. Es entonces, el abordaje en la historia del pueblo latinoamericano, una inmersión nada gratuita en relación al objetivo del autor, esta inserción no solo permite empatizar con las causas que se defienden, sino también interiorizarlas, adherirse a ellas.
EL CONFLICTO
La historia, en una novela, no sería posible sin que dos ideas o personajes se contrapongan, es más, son estos quizá, la esencia de la trama. Huasipungo de Jorge Icaza y La casa de los espíritus de Isabel Allende presentan un innumerable número de estos conflictos, desde la estructuración social en el primero, hasta el conflicto cultural en el segundo; detendremos nuestro interés en este último. Pedro García y Jean de Savigny personifican el conflicto entre el mundo cultural tradicional y el moderno, así como el andino y el occidental, en estos personajes se puede ver cómo lo tradicional y lo andino se ve ensalzado en detrimento de la concepción y cultura occidental y moderna; así, cuando la invasión de las hormigas en Las tres haciendas, es Pedro García quien logra darle solución; a diferencia de Savigny, este no opta por ningún elemento químico para eliminarlas, sino tan solo al diálogo con ellas, haciéndoles comprender que su presencia en el lugar no es bienvenida, al día siguiente la hormigas desparecen; los mismos resultados se acontece cuando Esteban Trueba es sepultado por las paredes durante el terremoto, Esteban, convencido de la efectividad de Pedro García, solicita que sea él quien lo atienda. En Huasipungo el conflicto cultural se da en relación a la percepción que cada clase social posee del otro, los latifundistas creen irracional el apego de los indios a sus tierras, mientras estos lo ven como algo mucho más profundo que no solo los identifica, sino los enraíza; esto puede evidenciarse en el diálogo emprendido entre Alfonso y Julio Pereira, este último ante la negatividad de Alfonso para desprenderlo a los indios de los huasipungo manifiesta su incomodidad, aduciendo que tales actitudes son irracionales y románticos; por otro lado, los indios asumen su inferioridad en relación a los terratenientes, ya que se valen de la caridad de ellos para su supervivencia: son muchas las ocasiones en las que los indios son vejados y humillados, pero asumen estos hechos como parte natural de su status, más, cuando son apaciguados a través de las amenazas que infringe el cura en nombre de Dios. Conflictos culturales contrapuestos son entonces los que configuran la trama de las obras estudiadas y ellas se reflejan no sólo en la construcción de la personalidad de sus personajes, sino también en la construcción del ambiente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario